Cada vez que he decidido cambiar mi vida y darle un rumbo nuevo en pro de mi felicidad siempre ha habido un sentimiento de fondo a gestionar: la culpa.
Suena raro pero sí, realmente he llegado a sentirme culpable de ser feliz, cuando tu entorno está sumergido en el victimismo y el drama, quejándose una y otra vez y de repente tu sientes que está todo bien, que eres feliz pese a los inconvenientes y que quieres lo mejor para ti y para el resto, aparece ese sentimiento de cómo voy a ser feliz si todo alrededor mío está mal.
Si dejamos que nuestro mente castigadora suba su volumen, la culpa hará que nos sintamos paralizados y bloqueados, no permitiéndonos avanzar, así que os comparto todo lo que he indagado sobre ella y cómo poderla trabajar para que consigamos cambiarla por responsabilidad en pro de crecer y evolucionar. Trabajar la culpa es un acto que me ayuda a sentirme liviana, aceptarme y amarme a mi misma por encima de todo.
¿Qué es la culpa?
La culpa es un mecanismo en el que nosotros mismos establecemos un “juicio moral” de nuestra conducta a partir de un acto u omisión de él. Creyéndonos que hemos cometido un error y que deberíamos ser castigados.
Produce un sentimiento de malestar que nos puede paralizar y bloquear. Suele estar acompañado de emociones “no placenteras” como tristeza, angustia, frustración, impotencia o remordimiento, entre otras, y de pensamientos reiterativos y negativos en bucle.
El hecho de que sea un juicio que nosotros mismos realizamos hace que sea una emoción muy subjetiva, pues se debe a una interpretación mental que hacemos de nuestros actos. De ahí, que si le damos poder pueda llegar a destruirnos, en la mayoría de ocasiones no existe un hecho objetivo que inicie esta secuencia mental para sentirse culpable.
Por el contrario, si existe un hecho objetivo y tangible, la culpa deja de ser tal y pasa a ser responsabilidad, teniendo esta una función, reparar y aprender de ello, para que en experiencias futuras parecidas no se repita la misma conducta, acto o pensamiento.
En cambio, hay veces que la culpa puede ser una motivación poderosa para poder reflexionar, reevaluarnos y hacer cambios espirituales profundos, siempre y cuando no dejemos que esta instale emociones como el miedo, arrepentimiento o tristeza en nuestro cuerpo.
Sí que utilizarla en nuestro favor como un aprendizaje para poder crecer, transformarnos y evolucionar.
Causas
La culpa viene causada por la búsqueda de reconocimiento y el miedo a no ser aceptados y a que nos retiren el amor por defraudar.
Cuando hacemos algo que puede que no sea aceptado por nuestro entorno y estamos buscando ese reconocimiento, se instala ese sentimiento castigador hacia uno mismo por la falta que hemos cometido, llegando a sentirnos imperfectos.
La persona culpable, es alguien que ha perdido la esperanza de ser amada por la falta, o por sentirse incompleto, en búsqueda continua de valoración externa. De esta manera pierde la capacidad de salir del victimismo culposo.
El síntoma de imperfección puede ser causado por una educación muy rígida con relación a cómo deben ser las cosas y una educación con muchas normas. Además, también en una educación donde los reproches y el castigo han sido mucho más valorados que la aprobación o valoración.
La culpa puede estar relacionada con los siguientes aspectos psicológicos:
- Perfeccionismo
- Falta de Autoestima
- Autoconfianza
- Regulación emocional
- Rumiación y pensamientos desadaptativo
Síntomas
Sensación de ser mala persona y responsable de todo.
Sentimiento de incapacidad y de inseguridad que deriva en un aislamiento de la gente que le importa por tener una mala visión de si mismo
Incapacidad de pensar en uno mismo, de quererse por miedo a ser egoísta.
Tendencia a culpabilizarse por cualquier reproche recibido.
Dar más importancia a lo que quieren y cómo perciben los demás que a los propios deseos
Angustia, ansiedad.
Pensamientos negativos recurrentes y quejas continuas.
Sentimientos de inferioridad permanente
No atreverse a salir de la zona de confort, no se intenta arriesgarse para no tener que gestionar esas emociones.
Todos estos síntomas prolongados en el tiempo pueden llegar a causar una depresión.
¿Cómo trabajarla?
1. Identificar el pensamiento o conducta
Qué es lo que te está haciendo sentir culpable y decidir si es un hecho subjetivo basado en una creencia o es por un acto objetivo. Al mismo tiempo delimitar nuestra parte de responsabilidad, si realmente es por un acto hecho o es una creencia mental.
2. Aceptar los errores
Los errores forman parte de nuestra evolución y aprendizaje, cometerlos no es un fracaso ni un signo de torpeza. Pensar que somos perfectamente imperfectos, que es imposible llegar a llevar a cabo todo lo que nos exigimos, ya que la tendencia es exigirnos más de lo que podemos dar.
3. Expresar tus sentimientos.
Expresar verbalmente cómo te sientes, tu arrepentimiento ante el error cometido.
4. Pedir perdón
Pedir disculpas por haber causado daño. No solo muestra tu arrepentimiento sino también haz saber que solicitas el perdón por el daño cometido.
5. Comprometerte contigo mismo
Comprometerte contigo mismo a cambiar.. Pon en marcha conductas para hacer consciente tanto a ti como a la persona implicada que no solo te arrepientes y pides perdón sino que también no vas a repetir el daño.
5. Responsabilizarte
Sustituir la culpa por responsabilidad y tomar acción.
6. Perdonarte
Tratarte con compasión cuando realmente sientas que has errado es fundamental.
7. Aprender del pasado
Una vez que nos responsabilizamos aprendemos de los errores de forma que si ocurre la misma situación no volvemos a hacer lo mismo que nos generó esa culpa.
8. Practicar la gratitud
Es importante agradecernos a nosotros mismos y a los demás todo aquello que hayamos conseguido aprender con dicha situación.
9. Observar tu mente
Para soltar los pensamientos negativos. Cuando somos capaces de ver el bucle mental que empieza a generar esa culpa, ser capaces de verlos y soltarlos a la misma vez no creyéndonos lo que nos dice.
10. Modificar nuestras creencias
Una vez que hemos identificado esas creencias que nuestra mente se dice “no soy valioso por mi mismo y necesito que me quieran”, podemos trabajarlas y modificarlas de manera que empecemos a sentirnos con confianza suficiente para no necesitar esa aprobación.
Ejercicios
- Escribe todo lo que recuerdes desde antes de sentirte culpable: cómo eras, qué cosas te hacían reír, con quién te gustaba estar, a que te dedicabas en tu tiempo libre, etc. Dedícale mínimo 4 folios a tu análisis.
- Ahora escribe, con todo detalle, qué es eso tan malo que has hecho que hace que te lo recuerdes cada día y que no puedes perdonarte. Escribe el hecho en sí, sin justificaciones, después entenderás qué te ha llevado a hacer algo así.
- Detecta tus creencias limitantes. Cuando acabes el punto B, puedes releerlo y subrayar esas creencias, “soy egoísta, o no pienso en los demás, etc “ , dales la vuelta y ponlas en positivo para empezar a reprogramar tu mente. “ me amo y priorizo al pensar en mi”
- Escribe las lecciones que has aprendido de ello: qué no harías ahora, cómo te comportas ahora si pasas por una situación parecida, si has aprendido a ser más tolerante, comprensivo/a, compasivo/a, etc.
- Finalmente, analiza para qué (no por qué) lo has hecho, y si crees que has dañado a alguien, tómate tu tiempo para reconocerlo, ponerte en el lugar del otro y sentir su dolor, después pídele perdón y prométete a ti mismo/a que no va a volver a pasar…y olvida.
Haz una reflexión profunda sobre tu “personaje” ese que tu mente te dice que eres, permítete perdonarte por aquello que has hecho, sea lo que sea no puede ser tan malo como para que arruines tu vida. No es necesario culparte, tienes derecho a cometer errores y aprender de ellos. Además, equivocándote es la única manera de aprender y mejorar de forma definitiva.
La próxima vez que saques a tu castigador a escena, dile con cariño: gracias, te veo y sé que vienes a darme con el látigo, pero me amo, me acepto y me doy permiso para cometer todos los errores que sean necesarios para poder evolucionar y aprender. Me encanta ser perfectamente imperfecta y soy valiosa por cómo soy sin necesidad de buscar el reconocimiento fuera, me lo doy a mi misma.
Si lo sientes escribe un comentario compartiendo algunas de las creencias que hacen que esa culpa salga a escena y cómo podrías cambiarlas.
